La vida se quedo sin amor;
sin amor la religión;
el mundo sin amor
sin amor la razón
sin amor la razón
sin amor el amor,
sin amor el amor...
Y desde cápsulas injertas en el pecho;
sin amor el amor...
Y desde cápsulas injertas en el pecho;
cual escuálido músculo deserta
en la florida mueca nupcial de la muerte
entre los gritos -polen de flores marchitas-
arrojadiza la voz -la esencia de cenizas-
arrojadiza la voz -la esencia de cenizas-
al silencio quebradizo -es otoño-
Y no hay amor, y no hay dolor
no los hay, -de nada-
no los hay, -de nada-
se engendran sueños, ojos vomitando lágrimas
cuando se salta la vaya más cortante en la garganta
y la paz se hace realidad, sin guerra el derecho de libertad...
El mundo tiene amor,
amor en vida;
la religión tiene amor,
amor en vida;
la religión tiene amor,
y no hay murallas
no hay balas; no hay tristeza
no hay lágrimas
y el suelo lleva los nutrientes de la luz
desde el pavimento oxidado
a la piel de venas renaciendo
las cenizas acaban con el aliento del viento,
la brizna revuelve la rejilla del silencio
en voz la tumba revuelve la brisa
y aún así hay amor,
y aún así hay amor,
y aún así existe el amor,
y aún así; aunque las religiones están divididas
las une el amor,
las une el amor,
aún cuando la sangre corroe el universo
de sostener el cielo;
aún así hay amor...
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